La sombra y nuestro otro yo
- Maribel Ortega
- 10 may 2019
- 6 Min. de lectura

Estuve pensando esta mañana cómo hablar sobre la sombra, sin tanto tecnicismo, de manera tal que, quien me lea, pueda entender el significado profundo detrás de esta explicación, y es que, llevo 4 días extraviando mis gafas y créanlo, las personas que somos débiles visuales jamás extraviamos las gafas, somos ciegos, no idiotas y podremos perder cualquier cosa, el dinero, las llaves, el marido o hasta los hijos, pero las gafas... NUNCA!.
Es así que me surge la grandiosa idea de hablar sobre la “sombra”, o al menos así la llamó nuestro psiquiatra experto de cabecera Carl Gustav Jung, quien más o menos la describió así:
“ Por un lado, se puede definir como la totalidad de lo inconsciente; en segunda instancia, Sombra designa al aspecto inconsciente de la personalidad, caracterizado por rasgos y actitudes que el Yo consciente no reconoce como propios “.
Ahora bien, cómo la defino yo: “La sombra es como una especie de mono inteligente, persuasivo, impulsivo, sobre protector y muy rabioso controlador de tus conductas inconscientes, y si, lo llevas pegado a la espalda; él está en vigilia mientras duermes, observa cada paso que das y cada pensamiento que tienes de forma matemática y meticulosa, analiza mini métricamente tus pensamientos, miedos y deseos y los interpreta para después, emitir un juicio sobre el cuál, este, habrá de actuar, según esto, para beneficio tuyo... pero lo más tenebroso de este asunto, es que, ese mono acalambrado por tus creencias ocultas, tiene total injerencia y control sobre tus reacciones, acciones y conductas, conscientes e inconscientes y, sin duda, a veces se torna algo peligroso, te hace gritar cuando algo le molesta, a veces arriesgando tu posición en el trabajo o la familia, te obliga a cerrarle el paso a alguien a mitad de la carretera, te hace pisar el acelerador, te hace resbalar por las escaleras, que te quemes un dedo con el aceite caliente, te machuques la mano con la puerta, que sueltes bofetadas, que te rompas el tobillo, que bronco aspires mientras comes, que dejes las llaves dentro del auto o que olvides dónde lo estacionaste, que pierdas tu documentación justo antes de abordar el avión, que te roben el celular cada dos meses, etc., y todo esto, sin que te des cuenta (en mi caso, me obliga a extraviar las gafas) ó, en su defecto, puedes ir por la vida pensando que todo se trata de un simple descuido o accidente y bueno, de esto se encarga la sombra precisamente, de que creas con convicción que todo ha sido culpa del destino”.
Pues bien y contrario a lo que yo misma he expresado con profundo resentimiento hacia la sombra, resulta que, por increíble que parezca, el objetivo de su existencia es ayudarnos a sobrevivir, evitarnos situaciones peligrosas con las cuales podamos amenazar nuestra tranquilidad, estabilidad o integridad física o emocional y, la base estructural de su existencia, yace en nuestras creencias y en las percepciones, ideas y conceptos que hemos adquirido a través de la vida y que nos han dejado impregnados o improntados en la cabeza con ideas sobre lo que implica un peligro real o simbólico en nuestra vida, esas creencias no son necesariamente ciertas o reales, simplemente existen porque, hemos vivenciado experiencias que nos han dejado un mal sabor de boca y es todo el engramaje o escenario detrás de ellas, lo que nos conecta con ese miedo impulsivo a no repetirlo, a evitarlo y por lo tanto, a detenernos en lo que sea que estemos haciendo.
La sombra, en su constante estado de alerta, logra descifrar esos escenarios que, en alguna ocasión, nos llevaron al peligro, aún y cuando nosotros nos encontremos mirando una película, en la ducha o tal vez hojeando una revista, esa parte de nuestra mente nunca descansa; quién no ha despertado muy alterado por la noche con la terrible sensación de estar siendo observados o de haber sido tocados o molestados mientras dormíamos. Ahora bien, la sombra tiene su contraparte, y es precisamente todo lo contrario, es aquella parte que potencializa nuestros recursos para solucionar problemas y sobrevivir, es ese aspecto más contectado con la autoconfianza, las buenas experiencias y los buenos resultados. es aquella parte de nuestra mente inconsciente que nos salva del peligro inmediato, la que nos ayuda a conducir a casa sanos y salvos mientras venimos discutiendo en el celular (aunque luego no recordemos cómo lo hicimos), es precisamente la parte que te salvará de caer en los agujeros, meterte a calles peligrosas, evitar a personas que te “dan mala espina”, salir huyendo de situaciones que no huelen bien, obtener mayor concentración para realizar una prueba, mayor fuerza o resistencia para salvar la vida, etc.; su función, también es la de protegernos y salvaguardar nuestra integridad de los peligros reales.
La mente es tan precisa y evolucionada, que logra observar el entorno y sus diversos componentes de mayor a menor escala, de forma precisa e incluso, algunos creen que posee la capacidad de “adelantarse” en el futuro para presentarnos los escenarios y obligarnos a decidir, bueno, más que viajar al futuro, lo que hace es escanear la realidad, el momento, los escenarios y cada aspecto, por más mínimo e imperceptible que parezca con el único fin de encender los focos rojos y así, obligarnos a dar la media vuelta y salvarnos, de lo que sea que nuestra mente inconsciente haya descubierto.
La sombra, también está buscando salvarte del peligro, sólo que, de acuerdo a nuestros propósitos conscientes, ella suele estar equivocada, simplemente observa, interpreta y enjuicia una situación al margen de que sea o no real, y es bastante correcto decir que, ese aspecto de nuestro inconsciente suele ser congruente a veces, por ejemplo: Un hombre lleva una relación tensa con su suegra, al paso del tiempo logran irse a vivir lejos, cada que se festeja la navidad la señora viene, él, casi como un ritual, termina con la peor bronquitis y nunca logra estar dispuesto para las fiestas, excepto cuando puede festejarlas lejos de su suegra.
Una pareja de enamorados tienen que separarse por sus actividades en la Universidad, ambos se encuentran lejos uno del otro durante la época escolar, cuando la chica está empacando sus cosas para el viaje, nota que la maleta no cierra, o tal vez no encuentra sus documentos de identificación o ha extraviado el dinero, conscientemente sabe que tiene que marcharse, pero en lo profundo, ella no desea irse, así que logra “boicotear” inconscientemente aquello que le impide lograr su propósito.
Ahora que estamos hablando de miedos y de “boicots”, es que estoy pensando en mis gafas y es en este instante en que puedo percatarme de que, no es un accidente, ni una coincidencia o un descuido, vamos que, necesito los lentes para ver!!!!, sin embargo, los he dejado en los lugares más extraños e inusuales (la regadera, el cajón debajo de la cama, dentro de la mochila de mi hijo y la última no sé, justo ahora no las tengo y no sé dónde puedan estar) y pues, bueno, justo ahora estoy en medio de la reflexión y las preguntas que me hago y que todos nos debemos hacer cuando estas cosas ocurren es: ¿Qué cosas se me impiden hacer por no tener mis gafas?, ¿qué situación o persona me niego a ver?, ¿qué es aquello que no quiero hacer o que me da miedo hacer y para ello, extravío mis lentes?... básicamente, de eso se trata, de encontrar la congruencia y sobre todo, descubrir qué es lo que hay detrás de todo lo que sucede alrededor, detrás de un olvido, un accidente, un extravío o incluso, una enfermedad.
Sé que eventualmente, encontraré mis lentes para ver, pero también sé que, en la medida en que no solucione mi “conflicto interno” o mi “creencia limitante”, las volveré a perder; tengo una vista muy limitada, soy foto sensible y mi ojo derecho es débil y flojo como un perezoso, no soy apta para someterme a cirugía, tengo mi córnea demasiado deforme entre otras cosas y los lentes de contacto me resecan los ojos y es demasiado incómodo, mis lentes son realmente indispensables, sin ellos no funciono correctamente, debo comprar otro par, eso ayudará, sin embargo, eso tampoco me va a detener, si mi conflicto es serio, apuesto a que perderé los dos.
Ahora que, he intentado explicar en qué consiste este raro pero muy usual fenómeno, pienso en todas aquellas cosas que nos obligamos a hacer, ya sea porque creemos que es necesario, apropiado o simplemente no hay alternativa, a cuántas personas nos gustaría enviar de viaje a la luna sin la más remota posibilidad de hacerlo, cuántas cosas realmente deseamos hacer y cuántas detestamos, pero hacemos, cuántas palabras son sustituídas por otras sólo para mantener nuestras relaciones diplomáticas, cuántas veces hemos pensado en dejarlo todo, y decidimos convertirlo en una simple fantasía inviable; decir lo que realmente pensamos, lo que realmente sentimos, lo que realmente deseamos y lo que realmente hay en nuestro corazón, pero muy pocas veces optamos por la opción de ser congruentes, a veces por comodidad, a veces por miedo y a veces porque simplemente no tenemos ni idea de lo que llevamos dentro, lo hemos enterrado en lo profundo y parece que ya lo hemos olvidado.
La sombra, está ahí para ayudarnos a ver aquello que nos negamos a ver, nos obliga a enfrentar nuestros miedos y a cambiar las viejas creencias, nos obliga a mirarla de frente, dejar de temerle, para intentar reconciliarnos con esa parte que no nos gusta de nosotros mismos y de nuestra historia, para atrevernos a cambiarla, porque ella siempre va a estar ahí.
MOC
Solaris de Gaia
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