top of page

La fibromialgia y su sentido biológico


La fibromialgia es un transtorno caracterizado por dolor musculoesquelético generalizado, acompañado por cansancio crónico, problemas de sueño, problemas intestinales, cefáleas, ciclos menstruales dolorosos, problemas de concentración, fallas en la memoria a corto y mediano plazo, irritabilidad y ansiedad que a su vez, pueden derivar en depresión. Hasta este momento, no existen pruebas clínicas capaces de diagnosticar este problema, el diagnóstico se efectúa únicamente descartando otros padecimientos que si suelen mostrarse en análisis médicos; al día de hoy, tampoco existe una cura conocida y personas que padecen enfermedades auto inmunes suelen desarrollar también este mal moderno, aunque algunos fármacos son utilizados para minimizar las molestias, estos son de impacto superficial y temporal por lo que no significan una mejora importante de los síntomas, aunque la alimentación correcta y el ejercicio, pueden ayudar.


Muy bien, ya hemos descrito técnicamente la Fibromialgia y los síntomas que la caracterizan, ahora, hablaremos del sentido biológico que guarda la manifestación de esta enfermedad desde la Bioneuroemoción®. Primeramente, habré de describirles las características en la personalidad del tipo de personas que padecen esta enfermedad, que en su mayoría se trata de mujeres cuyas edades pueden oscilar entre los 12 y los 70 años, realmente no hay una edad específica en la que se presenta con mayor frecuencia, pues sabemos que se trata de una enfermedad cuyos síntomas pueden aparecer y posteriormente desaparecer, para posteriormente volver a resurgir, según el ambiente y el estado emocional en que se encuentre la persona que la padece, sin embargo, es entre la edad adulta (20 a 50 años) que suele presentarse el mayor número de casos. Podríamos extendernos demasiado respecto a la generalización de un perfil psicológico de la mujer que sufre de fibromialgia, pero, en esta ocasión, ennumeraré sólo los aspectos más importantes y que conforman un factor común:


Se trata de mujeres perfeccionistasPersonas que suelen ser muy responsablesPersonas que se sienten obligadas a cuidar de los demás o creen que tienen el compromiso de llevar a cuestas una responsabilidad con algún familiar, amigo, conocido o con la sociedad mismaSon personas muy activas, que acostumbran llenar su día a día de múltiples ocupaciones y compromisos de índole, ya sea laboral, familiar o socialSe trata de personas cuyas creencias e ideologías respecto a sí mismas y a los demás son muy RÍGIDAS e inflexibles (son “huesos duros de roer”)Personas que anteponen el bienestar de los demás o el cumplimiento de una responsabilidad antes que a ellas mismas o cualquier necesidad que puedan manifestar (“los demás antes que yo”)Suele tratarse (con sus debidas excepciones) de mujeres cuya infancia se desarrolló en un entorno familiar disfuncional, ya sea de violencia, desintegración, desamor o absoluta indiferencia.


Es importante el lugar que ocupan en su familia, puede encontrarse en la última fila de los hermanos (hijos no deseados), en los de en medio (los absorbidos por los demás) o al principio (como cabezas responsables de brindar cuidado y ejemplo a los demás)Suelen ser mujeres con una gran dificultad para soltar el CONTROL de las cosas, les cuesta mucho delegar y permitir que otros hagan lo que creen que sólo les corresponde a ellasTienen una gran dificultad para mostrar su vulnerabilidad, no les agrada que el mundo las perciba como débiles, flojas o incompetentesViven constantemente comprometidas con cumplir una expectativa que, irónicamente, también perciben que NUNCA SE LLENA!, no creen recibir el suficiente reconocimiento o apoyo de los demás y esto, las empuja hacia una tremenda desvalorización y es aquí, cuando el cerebro percibe el conflicto y decide generar esta estrategia sintomatológica para resolverlo.


La Bioneuroemoción® nos invita a indagar sobre nuestras emociones ocultas, creencias limitantes e inconscientes y sobre todo, a generar consciencia sobre la falta de congruencia con la que solemos vivir, obligándonos constantemente a cumplir con un esquema rígido de hábitos, costumbres, creencias y conductas que, lejos de enriquecer nuestra vida y nuestro espíritu, nos aleja de nuestra verdadera esencia y nuestro verdadero sentir. La fibromialgia, no es la excepción, cuando decimos que se trata de una sintomatología importante que representa, más que un sufrimiento forzoso, una oportunidad para el autoconocimiento y la trascendencia de todas aquellas creencias, adquiridas o heredadas, que se encuentran muy lejanas a la verdad objetiva.


La fibromialgia, en su contexto general le está enviando un mensaje muy directo a la persona que lo padece:


- ¡¡DETENTE!!, ¡¡PARA TODO AQUELLO EN LO QUE ESTÁS PENSANDO Y PONLE UN ALTO A TODO AQUELLO QUE ESTÁS HACIENDO!!


Y es por esta misma razón que lo he escrito en mayúsculas (aunque nadie más que yo lo considera de muy mal gusto, es necesario). Cuando la fibromialgia aparece en tu vida, es porque ya se ha presentado (o se está presentando en este mismo momento), un shock emocional que, inconscientemente te está provocando mucho dolor, pero como no te estás permitiendo expresarlo y además, te encuentras viviéndolo en total soledad e “incomprensión”, es cuando, decides andar, caminar para avanzar pero llevando a cuestas esta creencia desvalorizante de que nadie te escucha, nadie te comprende, te sientes poco apoyada, poco valorada por quienes conforman tu entorno cercano y sobre todo, inconscientemente, no encuentras la manera de simplemente fluir con las situaciones, estás constantemente viviendo un conflicto de “quiero avanzar, pero no puedo” , “deseo ir por el camino A, pero soy responsable de tomar el camino B”, “quiero abandonar esto, pero tengo miedo al qué dirán, o a lo que pueda suceder”, “como me he sentido abandonada en el pasado, creo que si permanezco en este lugar, haciendo lo que hago, pueda obtener algo de amor, cariño o reconocimiento”, “no quiero estar aquí, pero el miedo me paraliza”, etc. Todas estas creencias, han surgido de una percepción en la edad temprana, en la que mi entorno, se mostró hostil o indiferente, dejándome sin los recursos necesarios de AUTOESTIMA para poder enfrentar los problemas de la vida sin tanta RIGIDEZ y sin tanta renuencia, es aquí, que mi ego comienza a construir toda una trama compleja en mi personalidad que lejos de permitirme disfrutar de la vida y de las cosas, me hace creer que todo es más bien una obligación y que no logro encontrar un lugar adecuado, no me siento parte de nada, me siento excluída!.


Se trata de una creencia inconsciente de IDENTIDAD, lo que me complica mucho cambiarla, a menos que me comprometa en trabajar con mi pasado y las percepciones que tuve acerca de todas mis experiencias durante la primera infancia y posteriormente a esta, aunque también puede tratarse de información adquirida a través de los lazos familiares, o mejor expresado, a través de las ramificaciones genealógicas utilizadas por el consciente familiar en la que, muy probablemente, las mujeres de mi clan, han padecido situaciones en las que se han sentido de la misma manera, de forma real o simbólica. Si nos trasladamos a la época cavernaria del hombre, encontramos a las mujeres junto a sus hijos, o solas, ocultas, calladas, silenciosas e inmóviles ante situaciones de peligro, mientras esperaban a los miembros del grupo o al jefe de familia, pues ese es el recurso que posee una mujer para sobrevivir, pues sabe que no cuenta con la rapidez, la astucia y la fuerza para escapar tan fácilmente de quien la acecha y que tampoco posee lo necesario para enfrentarse en una pelea y salir triunfante; este, también es un programa de supervivencia, muy antiguo y arcaico que aún hoy, se manifiesta cada que una mujer se encuentra en peligro inminente: Quedarse quieta y no hacer nada, simplemente esperar a que la amenaza se aleje.


Otra creencia adquirida de nuestros ancestros femeninos, dadas las circunstancias que ellas tuvieron que vivir, la época y las condiciones socio culturales en que se desenvolvieron, es que, para sobrevivir, debes permanecer al lado de tu “esposo”, o al menos esa ha sido una creencia ampliamente preservada en las sociedades latinoamericanas (y de otros países, claro), aunque este te golpeé, te humille, te sea infiel o no te respete en lo absoluto, por bien tuyo y de tus hijos (sacrificio), debes permanecer, pues abandonarlo implica sufrir, padecer, tener hambre y sufrir cualquier clase de calumnias. Afortunadamente, los tiempos han cambiado y hoy la mujer ha logrado dar pasos importantes hacia su liberación económica, sin embargo, las creencias antiguas, continúan ejerciendo una fuerte presión inconsciente sobre las decisiones y las conductas de millones de mujeres en el mundo.


Es la fibromialgia, un mal moderno al parecer, pues es en esta época en la que, irónicamente, la mujer ha buscado su liberación económica y a su vez, ocupar un lugar importante en su familia y en la sociedad, pero es este nuevo compromiso adquirido, el que también la obliga a cumplir, pues por un lado, desea y requiere de una independencia económica y emocional, pero por el otro, desea una familia y se cree indudablemente responsable de sacar adelante los problemas y no quedar en el intento, es en el sacrificio que encuentra una pobre, pero aparente realización; muy a pesar de toparse con la indeferencia o incredulidad de quienes la rodean (pues no acostumbran creerle cuando ella manifiesta que se siente mal, que le duele el cuerpo y que no tienen energía), desea sobresalir pero lleva a cuestas muchos lastres, lleva encima sentimientos de culpa, de frustración, de abandono, de desamor, de traición, de soledad y es en la resignación y aceptación de todo esto que decide avanzar, no porque quiera hacerlo así, sino porque las condiciones en su entorno, la obligan... o al menos es lo que hemos creído hasta hoy, pues hoy sabemos y comprendemos que seremos libres en la medida en que nos responsabilicemos de todo aquello que creemos y corrijamos lo que no sirve, lo que no ayuda y lo que no nos permite liberarnos del todo.


Es así pues que, la fibromialgia nos invita a mirar dentro, dentro del corazón, más allá de lo que creemos que somos o merecemos, más allá del prejuicio y del miedo, nos invita a mirarnos a nosotras mismas con más humildad, con más amor, más aceptación y nos invita a entender que somos humanos, sensibles, vulnerables, frágiles y que no es a través del SUFRIMIENTO que lograremos trascender hacia algo mejor, sino todo lo contrario.


Al dolor no hay que “vencerlo”, pues el dolor existe con un fin y un propósito, el dolor siempre estará ahí para recordarnos que estamos vivos y que debemos aprender a expresarnos desde el amor, no desde el miedo. El dolor es un aliado si aprendes a verlo con ojos de misericordia y agradecimiento, el dolor está ahí para liberarte y para liberar a los que estuvieron detrás de ti y a los que estarán por delante... esa es su verdadera misión!.


By Solaris de Gaia


 
 
 

Comentarios


bottom of page