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La Comunicación, sus errores y distorsiones


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Hay una serie de distorsiones que se presentan con más frecuencia en la comunicación. Reconocer las que protagonizamos más habitualmente es una buena manera de empezar a mejorar nuestra comunicación, modelando los comportamientos que nos van a permitir comunicar de una forma más efectiva.Todas estas distorsiones se pueden presentar en cualquier fase o momento de la comunicación y siempre están relacionadas con la proyección de la propia experiencia subjetiva, es decir, nuestras proyecciones inconscientes.

• Comunicarnos sin tener un objetivo definido. Empezamos la comunicación sin tener claro lo que vamos a comunicar, qué necesitamos explorar y en qué dirección. Pregunta: “¿Sé hacia dónde quiero guiar al explorador en esta intervención?”.• Ignorar la intención positiva de la otra persona. Nos sorprendemos emitiendo juicios de valor o preguntas que pueden cuestionar al otro. Puede que no estemos utilizando las palabras, pero nuestro cuerpo es el primero en transmitir nuestros pensamientos y la persona puede percibir, a través de nuestro lenguaje corporal, que algo de lo que nos cuenta no nos está gustando.Pregunta: “¿Qué busca esta persona haciendo eso? ¿Qué obtiene si lo consigue?”.• Falta de auto-responsabilización. La retroalimentación o feedback, es la información de retorno. Somos responsables de lo que comunicamos con nuestro lenguaje verbal y no verbal. Nuestra forma de comunicarnos genera una respuesta en consonancia con esta forma. Cuando cambiamos de comportamiento, estamos contribuyendo al cambio de respuesta por parte del interlocutor. Pregunta: “¿De qué manera yo contribuyo a que la otra persona me devuelva X?”.• Distancia emocional inadecuada. Tanto si nos mostramos demasiado fríos como si nos mostramos demasiado implicados emocionalmente, ello indica que no estamos actuando con la distancia emocional adecuada. Actuar desde el centro es la mejor manera de neutralidad emocional. Es el centro el que nos permite acoger al otro y estar por su experiencia. Pregunta: “¿Me afectan las cosas que me cuenta? ¿Tengo miedo a mostrar mis emociones?, ¿Llevo la atención al exterior o a mi interior?”.• Confluencia. Se refiere a la pérdida de objetividad, cuando las vivencias del otro se transforman en nuestras propias vivencias. Empezamos a escuchar a la persona y enseguida lo pasamos por nuestras experiencias, utilizando expresiones del tipo «a mí me pasó igual», «te entiendo porque yo pasé por lo mismo». Pregunta: “¿Llevo la atención a experiencias que tienen puntos comunes?” “¿Creo saber de qué está hablando y dejo de prestar atención a las palabras clave?” “¿Cómo sé que me habla de lo mismo?”.“El proposito de la palabras es transmitir ideas; cuando las ideas se han comprendido, las palabras se olvidan. ¿Donde puedo encontrar un hombre que haya olvidado las palabras? Con ese me gustaria hablar” (Chuang – Tzu)”.• Distancia-explicación. Todo puede ser explicado y se puede encontrar un «por qué» que lo justifique. Preguntar «por qué» o construir explicaciones que establecen relaciones de causalidad hace que la atención se desplace en el sentido de buscar dónde y cómo se inició el tema que se está tratando y podemos perder la oportunidad de buscar hacia dónde nos puede llevar, es decir, la visión orientada a la solución. Pregunta: “¿Utilizo mucho la palabra «porque»?” “¿Pregunto a menudo «por qué»?”. • Interrupción. Se trata de impedimentos para que el emisor desarrolle su mensaje: falta de escucha y sintonía, incomprensión del contenido e interrupción para entender, curiosear en la experiencia del otro o estar pendiente de otros temas. Cuando nos fijamos en información expresada por el emisor que puede llamar nuestra atención pero no es relevante para él, nos convertimos en «boicoteadores» de su experiencia. Si necesitamos recoger información, hay que hacerlo con la finalidad de comprender mejor lo que el emisor procura comunicar. De esta manera, facilitaremos que no se sienta atacado y/o pierda el hilo de su discurso. Pregunta: “¿Para qué me interesa preguntar eso?” “¿Me lleva a indagar a favor del objetivo?” “¿Me sorprendo pensando en otras cosas?” “¿Estoy más pendiente del reloj?” “¿Estoy más pendiente del papel y de las instrucciones del ejercicio que de la persona?”.• Escucha pasivo-mecánica. El feedback al emisor se hace de forma automática, como por ejemplo moviendo la cabeza asintiendo o negando. La forma de evitar la escucha pasivo-mecánica es repetir las palabras clave de la persona haciendo de eco. Pregunta: “¿Reconozco las palabras clave de mi interlocutor?”.• Vulneraciones del metamodelo. Anticipación de la respuesta, presuposiciones, alucinaciones, generalizaciones, juicios, etc. Pregunta: “¿Preguntas del Metamodelo sobre mi propia comunicación?”. • Déficit de contacto. Puede ser a nivel físico, ocular, emocional, de comprensión del contenido… Pregunta: “¿Hacia dónde llevo mi atención?”, “¿Me estoy percatando de los cambios gestuales de la persona?”.• Dar consejos. Cuando damos un consejo, estamos impidiendo que la persona, a través de la comunicación efectiva, descubra nuevas formas de entender la situación acerca de la cual está hablando. Además, los consejos se suelen basar únicamente en señalar lo que se ha hecho «mal», sin hacer hincapié en el posible proceso mediante el que se genera la mejora o solución.Pregunta: “¿Sé realmente cuál es la solución para eso?, ¿Cómo lo sé?”.• Exceso de atención al «yo» o al «tú». Si nos excedemos en la atención a la comunicación del «yo», adoptamos el punto de vista propio de manera excesiva, hablando demasiado de nosotros mismos y de nuestra experiencia. La consecuencia es que la persona se puede sentir totalmente incomprendida o incluso atacada. Si, en cambio, nos excedemos en la atención al «tú», nos ponemos totalmente en el lugar de la otra persona, identificándonos con todas y cada una de sus percepciones sin cuestionarlas en lo más mínimo. El resultado es que la persona se sentirá muy bien, pero el encuentro carecerá de capacidad transformadora.Una forma de evitar esta distorsión, es sustituir el «yo» por expresiones del tipo «a mi parecer» o similares, y el «tú» por preguntas de confirmación sobre su discurso. Pregunta: “¿Cuántas veces utilizo «yo» o «tu»?” “¿En qué medida estoy centrado sólo en mi percepción de la situación?” “¿Hasta qué punto estoy «comprando la historia» de mi interlocutor?”.“La comunicacion honesta esta construida en la verdad e integridad y en el respeto del uno por el otro” (Benjamin E. Mays)”.El Lenguaje ®Enric Corbera

                                                                           Mary O.                                           Hipnosis, PNL Coaching & Bioneuroemoción
 
 
 

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