El Dinero
- Maribel Ortega

- 18 abr 2019
- 7 Min. de lectura
Frases como “cuánto tienes, cuánto vales”, “dinero llama dinero”, “con dinero baila el perro”, “el rico es el ahorrativo, el pobre el avaro es”, “si el dinero va adelante, todos los caminos de abren”, “poderoso caballero es el dinero”, y otras, hacen referencia a la importancia y a la dificultad que, algunas grandes mayorías encuentran en tenerlo o producirlo, muchas obras literarias se han escrito por algunos que han encontrado la manera de hacerlo ver fácil y no importando cuánto dinero haya generado cada uno, todos concuerdan en la misma observación como conclusión: ¡La abundancia o la carencia de dinero, proviene de nuestras creencias acerca de él y de nuestras creencias acerca de nosotros mismos!. Respecto a esta idea, ni las tres principales religiones se ponen de acuerdo:
Iglesia católica/cristiana: “Más fácil entra un camello en el ojo de una aguja, que un rico en el reino de los cielos” (por tanto, como fiel seguidor de esta doctrina, mi tendencia será la de seguir este fundamento buscando la “gracia divina”, inconscientemente, me sentiré a gusto y honrado siendo humilde o pobre, porque los ricos ya han sido estigmatizados aquí...
Islam: Del dinar (dinero) que gastas en la causa de Al-lâh, del dinar que empleas para liberar a un esclavo, del dinar que das por caridad al pobre y el dinar que empleas en tu familia, el que mejor será recompensado es aquel que empleas en tu familia. (Muslim, Zakat, 39) . De hecho, en todo el corán, pueden leerse diversas y constantes cláusulas y pensamientos respecto a la idea de dar, de ser compasivo, caritativo y bondadoso con los demás, de hecho, las sociedades islámicas son mundialmente conocidas por su firme convicción religiosa o espiritual y del seguimiento de todas aquellas normas y preceptos que fundamentan la religión y así lo han perpetuado a través de los siglos, el dinero no es la excepción, pues ellos lo consideran como algo bueno, pero nada que deba ser utilizado para dañar a otros sino todo lo contrario, más bien para ser utilizado en beneficio propio y de los demás.
Judaísmo: “El hombre que posee dinero, sirve mucho mejor a dios”, y es que, los judíos poseen preceptos muy elevados respecto a la moral que se debe perseguir y cumplir respecto al dinero, a la caridad y a los negocios. Un buen judío obtiene dinero del fruto de su trabajo, no roba y no desea la abundancia o bienestar de su hermano o vecino; así es que como colectivo, la sociedad judía, difícilmente vivirá en la carencia o en la hambruna porque los valores que cada individuo ha recibido desde pequeño, han sido de abundancia y bienestar.
Pues bien, todas estas creencias, a nivel social, generan un impacto importante, en los miembros y en las dinámicas colectivas, así pues, hay culturas que desde el inicio de su historia, han sufrido intervenciones, conquistas, guerras y otras intromisiones que han derivado en esclavitud, sometimiento y por tanto, una tremenda desvalorización, he ahí el gran problema al que se enfrentan muchos países de América Latina o África, por ejemplo; estas sociedades se establecieron en territorios naturalmente prósperos, que les brindaban sustento, seguridad, protección, salud y bienestar, cuando aparecen los conquistadores, éstos buscan apropiarse de dichos territorios y su potencial económico y aquí, es cuando surge una creencia colectiva de “no merecemos vivir en paz”, “merecemos que nos roben”, “siempre vienen a apropiarse de nuestra tierra y nuestra comida”, “ellos son más poderosos porque nos han conquistado”, etc., y las memorias de carencia, despojo, robo, aniquilación o sometimiento son muy fuertes, yacen en lo profundo de nuestra conciencia social y esta creencia permea la realidad de estas sociedades, padeciendo así, constantes abusos por parte de quienes ejercen el poder, violencia, pobreza, atraso, ignorancia, etc.
Ahora, ya hemos visto de manera muy superficial en qué consisten estas creencias colectivas que proyectan una sociedad abundante o una sociedad carente, pues bien, vamos a enfocarnos en las creencias individuales, que son las que más interesan. Desde que somos niños (y según la epigenética, desde antes de nacer), estamos recibiendo información, esa información no siempre es fidedigna, real u objetiva, pues muy a menudo, consiste en meras proyecciones de quienes nos rodean, así por ejemplo, si nuestro padre desde niño tuvo que trabajar para ayudar a su familia y lo hizo desde muy joven y con severas dificultades, es obvio que su percepción respecto a esa situación en particular (el trabajo y el dinero) sea expresada en frases como: “el dinero cuesta” o “no hay otra forma de obtener dinero más que partiéndote el alma trabajando desde pequeño” o “no te debe de gustar porque es trabajo” o “si te lo gastas nunca podrás tener más, debes ahorrar”, etc., y de esa misma manera en que nuestros padres, familiares y hermanos nos transmiten sus creencias, fobias, temores y frustraciones, es que ellos adquirieron, a su vez, sus creencias de la percepción de otra persona.
En ocasiones es más inconsciente el impacto que recibimos, no siempre percibimos o escuchamos frases, es más común observar los ejemplos con los que vivieron nuestros familiares y adoptar esas mismas costumbres y conductas en cuestiones del dinero. Por ejemplo, un padre que gastaba todo el dinero del trabajo en juegos y apuestas, lo perdía constantemente, así pues, yo puedo cumplir cierta fidelidad a este comportamiento de mi padre, no necesariamente voy a gastar el dinero en juegos y apuestas, pero de alguna forma, ese dinero nunca va a rendir o nunca va a llegar a cumplir sus objetivos y me encontraré en el mismo problema que mi padre, tal vez con causas distintas pero con fines similares: Siempre voy a perder el dinero. Tal vez en casa, mi padre siempre fue desempleado o ganaba muy poco y probablemente era mi madre la proveedora principal, lo que probablemente la dejaba en una posición jerárquica superior a la de mi padre, yo como hombre, en mi vida adulta, tal vez siempre me encuentre a mujeres que ganen más que yo y puede ser funcional la relación en tanto no me ocasione ningún conflicto.
Una creencia muy común es cuando nuestra madre está en casa y su marido la mantiene, si yo he aprendido que esa es la única forma de supervivencia, habrá dos opciones, o me consigo a un marido que sufrague todas mis necesidades o si decido salir a trabajar, tal vez gane muy poco y sea sólo a través de mi marido que yo obtenga verdaderos beneficios económicos, es de esta manera que estoy repitiendo este patrón inconsciente: “Tengo dinero y bienestar porque mi marido me lo da”, cuando sabemos que hoy en día, la mujer ocupa un lugar más preponderante en la sociedad y tiene acceso a muchas más oportunidades profesionales para su desarrollo financiero.
Existe el caso contrario en que, en lugar de “repetir”, simplemente “reparo”, es decir, tal vez en mi infancia, en mi hogar, se vivió un clima de constante y abrumadora carencia, yo en mi vida futura, probablemente huya de manera inconsciente a toda esa situación, lo que me impulsará a buscar alternativas para no repetirlo y de esta manera, genero abundancia y reparo o complemento aquello que ocasionó tanto sufrimiento a mi familia. Es importante el papel que juega la autoestima en esta ecuación, si nos acercamos a las personas de muy bajos recursos y se les pregunta: ¿Porqué no tienes dinero?, su respuesta es casi mecanizada y se parece bastante a esto: “es que yo nací pobre y pobre me he de morir”, “pues en mi casa nunca había nada de comer”, “mi padre nos abandonó y mi marido me abandonó”, “pues soy pobre pero honrado”, “uy no, es bien difícil, yo como sea ahí voy sobreviviendo”, “pues diosito es bien lindo y hasta ahora frijolitos no me han faltado”, “no qué va, eso es para los ladrones, la gente que tiene dinero es muy desgraciada y maldita” y mi preferida de todos los tiempos: “porque dios así lo quiso”... Todas estas personas, están cumpliendo un programa de “carencia”, una lealtad familiar que los obliga inconscientemente a cumplir y repetir los mismos patrones de conducta de todo su clan familiar con el fin de no ser excluidos y lograr la supervivencia porque somos mamíferos y nuestra naturaleza es vivir en grupos para sobrevivir, lo mismo ocurre con los seres humanos sólo que pocas veces se hace consciente esta situación. Hay historias ocultas en donde alguno de nuestros ancestros sufrió del despojo de sus bienes por parte del gobierno a causa de una guerra o conflicto armado, en el presente, alguno de los miembros puede repetir esa historia perdiendo su patrimonio. En el caso contrario, una persona que crece en un entorno de abundancia en el que no existe el estrés de la carencia y la necesidad, es muy probable que su sistema de creencias valide nuevamente esa información, llevando una vida lejos del estrés de la falta de dinero.
En mi experiencia, puedo constatar lo difícil que es que una persona salga del esquema mental y de valores en el que ha crecido toda su vida, pues sus comportamientos se originan en creencias y fidelidades inconscientes que no logra vislumbrar ni mucho menos descifrar para decidir salir de estos estados hipnóticos para cambiar así el rumbo de su vida.
Es por lo anterior que una persona que nació rica difícilmente muera siendo pobre y viceversa; sin embargo, siempre se puede hacer algo y desde nuestra mente inconsciente todo es posible, especialmente cuando conocemos el lenguaje simbólico, aquél que nuestro cerebro reptil interconectado con nuestros ancestros, conoce y puede interpretar eficazmente, por ello, muchos rituales enfocados a la mejora económica funcionan, porque se utilizan elementos básicos para que el cerebro reciba una instrucción precisa y la lleve a cabo, el límite siempre lo pondremos nosotros partiendo de nuestras creencias.
Utilizar amuletos hechos a base de billetes, oro, semillas, yerbas, piedras, cuarzos, inciensos, fotografías, decretos, etc., funcionan en la medida en que los sepamos utilizar y nos comprometamos, por supuesto, a modificar nuestras creencias respecto al dinero y respecto a nosotros mismos en referencia a la verdad objetiva, porque pueden funcionar pero de una forma muy efímera y corta, cuando el objetivo es que sea una hábito de vida y una convicción el obtener dinero para nuestro bienestar, aunque tampoco debemos olvidarnos de nuestro entorno y de las distintas historias y posibles secretos familiares que, a modo de sinergia, continúan actuando en algunos de los miembros actuales con el fin de dar solución a algún conflicto, drama o injusticia relacionados con el dinero, vividos en nuestro clan familiar y ancestral. Y la buena noticia es que siempre podremos librarnos de estos decretos, fidelidades y creencias inconscientes en la medida en que accedamos a esta información y trabajemos comprometidamente en solucionarlo con nuestras decisiones en el día a día.
By Solaris de Gaia





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