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¿De qué calidad son tus creencias?


A mi me queda clara una cosa, si todas las personas, desde muy jóvenes, incluso en el sistema educativo fuésemos educadas para cuidar meticulosamente nuestras creencias, el mundo, a nivel COMPORTAMIENTO COLECTIVO, sería abismalmente diferente, sólo pensemos por un momento... No habría guerras, sufrimiento, hambre, carencia, miedo, etc. Y es que, este tema en realidad no es nuevo, aunque parezca que si, ya culturas muy antiguas expresaban en diversos documentos escritos, la importancia para la salud, del equilibrio mental y emocional para salvaguardar la integridad humana.


Todas las creencias espirituales o religiosas tienen este común denominador: “La creencia” (o la fe, descrita en los textos bíblicos, por ejemplo) y es que ya desde tiempos muy antiguos, hombres sabios de gran conocimiento, lograron comprender la importancia, influencia y la trascendencia que tienen nuestros pensamientos sobre la materia.Ya en la actualidad, se han desarrollado diversas técnicas y metodologías para acercar este conocimiento básico a todas las personas. Si, controlar nuestros pensamientos es controlar nuestro destino, conocer y resolver nuestras emociones, es tener el alcance para descubrir y modificar cualquier creencia que esté afectando nuestro comportamiento y por ende, nuestras decisiones en el día a día, desde lo más básico y fundamental de nuestras rutinas, hasta lo más profundo y trascendental con lo que construimos nuestra vida, nuestro desempeño profesional y económico, nuestra salud, nuestra familia y nuestras relaciones.Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta, estas pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la forma en que nos relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y éxito personal.


Pero, si en verdad las creencias son una fuerza tan poderosa en nuestras vidas, ¿sería posible controlarlas para que no nos controlen ellas a nosotros?. Muchas de nuestras creencias nos fueron implantadas durante la infancia por nuestros padres, por los maestros, por el entorno social y por los medios de comunicación, mucho antes de que nos diéramos cuenta de sus efectos o de que fuéramos capaces de elegir entre ellas. ¿Será posible reestructurar, desaprender o cambiar viejas creencias que nos limitan e instalar en su lugar otras nuevas capaces de ampliar nuestro potencial mucho más allá de lo que actualmente imaginamos? Si la respuesta es sí, ¿cómo lo hacemos?. La Programación Neuro-Lingüística (PNL) nos proporciona un poderoso y atractivo modelo mental y también un conjunto de herramientas de conducta que permiten el acceso a algunos de los mecanismos ocultos de las creencias. A través del proceso de PNL, las creencias y los elementos físicos y neurolingüísticos que influyen en ellas pueden ser explorados e influenciados de manera total y práctica.Cada persona, a lo largo de la vida, comienza a desarrollar un MAPA MENTAL, que no es otra cosa que un entramado de ideas que se conectan a sus propias emociones y reacciones biológicas con el fin de brindarle salidas y respuestas rápidas, necesarias para su propia supervivencia, sin embargo, durante el proceso creativo inconsciente de este mapa mental, hay múltiples factores (infinitos, de hecho) tanto del entorno como de la propia naturaleza perceptiva de la persona, que moldean ese mapa de cierta forma, a veces un tanto rígida, pragmática e inflexible, incapaz de permitirle a la persona encontrar nuevas y mejores soluciones a los diversos problemas y situaciones que enfrenta en la vida, de aquí, que sea tan complicado para un individuo aceptar y adaptarse a una nueva creencia, a menos que esta haya entrado por el canal del impacto directo al inconsciente, ya sea mediante una experiencia vivida de manera muy fuerte, mediante ejercicios prácticos conscientes y constantes o bien, mediante hipnosis. No vamos a demonizar nuestras creencias, de hecho, mientras una misma creencia me potencialice mi desempeño y éxito en ciertos ámbitos, también es posible que me limite en otros campos y es importante identificarla para perfeccionarla.


Una creencia surge a partir de una experiencia dada y como consecuencia de lo que percibimos, comprendemos e interpretamos de dicha experiencia, es decir, no se genera la creencia directamente de la situación, sino a raíz de lo que nuestro mapa mental y creencias antecesoras nos hacen interpretar del hecho, en pocas palabras, son nuestros juicios a veces, poco objetivos, lo que nos hacen construir estos modelos mentales, a veces limitantes. Sin embargo, y partiendo del hecho de que incluso las creencias se desarrollan en niveles jerárquicos, estas pueden ser modificadas, eliminadas o sustituídas por otras mucho más eficaces para nosotros. Es necesario comenzar a familiarizarnos con este tema para así, poder modificar todas aquellas conductas que, consciente o inconscientemente nos están llevando hacia un rumbo específico.


Toda creencia tiene un origen, un desarrollo y un impacto en nuestro comportamiento y son precisamente las creencias inconscientes aquellas que más dificultad infieren sobre la conducta humana, sin embargo, incluso estas, tienen una solución en tanto podamos acceder a ellas, encontrarlas, darles un nombre, un contexto, un origen y una resolución.Para mi, es fascinante comenzar a dejar atrás los JUICIOS, para dar lugar a la comprensión, el entendimiento, el conocimiento, la objetividad y el aprendizaje y recalcar que cualquier persona, sin importar la situación en que se encuentre, puede sin duda modificar todas aquellas ideas erróneas que le han llevado a los problemas y que no existe “ni bueno ni malo”, simplemente existen programas generados en nuestra mente por diversas circunstancias que nos ayudan a sobrevivir y sobrellevar la vida lo mejor posible, aunque nuestra mente tienda a la distorsión o a la errónea interpretación, no significa que su objetivo no sea protegernos y salvaguardar nuestra integridad, pues siempre hay una intención positiva detrás de cada creencia.

                                                           Solaris de Gaia

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